viernes, 4 de noviembre de 2011

RISA MORTAL

Ayer se murió mi suegra de un ataque de risa. Como no podíamos soportar ver su rostro, sus ojos abiertos como si hubiese fallecido de un susto, ni su mandíbula desencajada sobre una boca tan abierta que en ella cabrían todos los insultos que me profirió durante su vida, la enterramos boca abajo. Así, si algún día se despertase, pensé yo, la mujer excavaría en la dirección equivocada.

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