domingo, 16 de octubre de 2011

LA ÚLTIMA HORA

Son las doce horas, un minuto, y quince segundos. Yo no la maté. Un hombre sin rostro sujeta mis brazos a la silla con dos correas de cuero. Ella se retorcía bajo mi cuerpo. Cierro los ojos eléctricos en una habitación sin color. No recuerdo su nombre. Había sugerido que el sexo duele. Que la pasión asesina con placer. Siento la primera descarga desde la cabeza mientras quema mis huesos, la piel muerta, hasta el último latido de mi corazón. Son las doce horas, un minuto y quince segundos. Es la hora de mi muerte.

2 comentarios:

  1. Menudo segundo ¡. En determinadas circunstancias de la vida una fracción de segundo se eterniza. Y normalmente es ante situaciones de miedo, angustia , peligro. Es un mecanismo de reacción.
    Buf, qué miedo me haces pasar a veces...

    ResponderEliminar
  2. Venga ya! miedo? seguro que es "intranquilidad" o algo así...besiño!

    ResponderEliminar