miércoles, 6 de octubre de 2010

AL ESCÉPTICO

"Escribo porque tengo un mundo que tú no conoces en el que el viento hace un camino alrededor del planeta. En el que los payasos lloran y los humanos son invadidos por extraterrestres. Escribo porque en mi mundo no hay puertas, ni ventanas..y puede entrar y salir quien quiera, porque lo comparto con todo el que desee conocerlo y ser feliz en él. Escribo para mí y para tí, para llenar de colores la vida y para darle a mi imaginación al menos la mitad de lo que ella me regala...¿O acaso ya no recuerdas qué es la imaginación?"

domingo, 3 de octubre de 2010

EL CAMBIO

Ya no reconozco a mis padres, ni a mis hermanos.

Me dijeron que no duele, que es una transformación lenta, con algunas molestias en el estómago, pero que no duele. Aún así, tengo miedo.

Soy de los pocos que siguen teniendo un apariencia humana.

No me he resistido al cambio. Ahora ya me da igual.

Al principio, cuando los ejércitos de todo el mundo luchaban por impedir la invasión, sentía pánico. Compramos víveres para pasar todo el año encerrados en casa.

Pero ahora ya no importa. Supongo que es ésta es una manera más de colonización.

Y aquí me encuentro, delante del espejo, intentando grabar en mi mente cada gesto de mi cara, cada arruga de la piel, cada sonido de mis palabras…

Ya empieza. Lo noto en el estómago. Tal y como lo habían contado. Como si un huevo frío se abriese en mi interior. Desde las entrañas.

Tengo ganas de vomitar. El líquido frío sube por el esófago y se extiende por las venas hasta los dedos de las manos y de los pies. No hay centímetro de mi cuerpo que no esté congelado. Empiezo a temblar.

Desde el espejo observo cómo engrisece la piel. Creo que lo peor es saber exactamente en qué me voy a convertir. Tengo miedo.

Me intento relajar mientras mis ojos crecen hasta salir de sus órbitas sujetos por un par de tentáculos negruzcos. Ahora puedo ver lo que sucede a mis espaldas. Aún no los controlo bien. Tengo que practicar.

Me ha caído el pelo de todo el cuerpo. Parezco un pez.

Siento varios pinchazos en la espalda que me hacen caer al suelo. ¡Y a esto le llaman molestias…!

Me giro, para ver en el espejo cómo la carne y la piel de la espalda rompen la camisa como si varios puños atravesasen la ropa. Uno, dos, tres, cuatro..Tengo diez pequeñas jorobas. Las toco despacio. Están llenas de ese líquido frío que estalló en el estómago. No son demasiado duras. Podré dormir sin problemas.

No me gusto.

Tampoco es que me gustase antes. No era un tipo demasiado agraciado. Pero esto es terrible. Aunque no sé qué es peor, si estar muerto o convivir con los demás con aspecto humano.

Al menos ahora no me siento un bicho raro. Ahora soy como todos.

Salgo de la habitación mientras intento controlar mis ojos que se quedan enganchados en todas las esquinas de la casa

En el salón, veo como mi padre se come a mi madre.